Nunca es tarde

Al finalizar el curso me sentí complacido, primero, por cumplir la meta de los blogs y culminar un semestre más y, segundo, porque aprendí una nueva forma de estudiar.
Nunca me imaginé que Teoría Jurídica Contemporánea pudiera enseñarse como lo hizo el profesor. Al principio creí que iba a ser aburrido, pues no estaba convencido de que todo lo que hacemos de alguna manera está relacionado con el miedo, con los mitos, con las creencias; que es con lo que inició y terminó esta materia.
Realmente agradezco al profesor el haberme enseñado a razonar durante este semestre. Fue una manera sencilla y a la vez complicada de adentrarnos a la materia, ya que generalmente actuamos pero no sabemos razonar; en el mejor de los casos pensamos dos veces antes de tomar una decisión, pero el razonamiento es algo más y eso es lo que principalmente me llevo de este curso.
También, porque no decirlo, el método de ver películas en lugar de leer libros resulta ser más cómodo. Ahora no sólo ví películas, las observé, pues era tal mi miedo de no saber que nos preguntaría el profesor en clase que en cada una de ellas puse mucha atención para entender el verdadero mensaje que trasmiten. Creo que a partir de entonces soy más detallista al momento de ver películas.
De la realidad, no estaba muy alejado del concepto analizado en clase y, por lo mismo, trato de entender la realidad de los demás pero me quedo con la mía a menos que me convenzan de lo contrario.
Sé que esto debí haberlo escrito el mismo día que acabó el curso, pero desafortunadamente se me juntaron varias obligaciones, principalmente de mi trabajo, lo que motivó aplazarlo. Sin embargo, no podía dejar pasar la oportunidad de agradecer al profesor la dedicación que tuvo para con nosotros, su paciencia y su entusiasmo por nuestra superación profesional. Conste que escribo esto, no por el miedo a recibir una mala nota por no haberlo oportunamente, sino porque, como dicen: más vale tarde que nunca.

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TEORÍA JURÍDICA CONTEMPORÁNEA II
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